Hoy quería traeros un texto muy interesante sobre una experiencia vivencial de descenso al inframundo inducida con ayuda de enteógenos.
Os la dejo en este enlace
Aparte de la simbología y el aspecto propiamente personal de la vivencia, que puede no ser reproducible en otros casos ya que cada uno tenemos nuestra propia simbología asimilada, me gustaría quedarme con esa separación entre mente y consciencia.
Es difícil expresar lo que quiero, sin metáforas para simplificarlo, pero considero que hay algo que se nos escapa en la unión entre consciencia y materia. La mente al fin y al cabo es esa conjunción o punto de encuentro entre una consciencia y lo material, ya que los impulsos cerebrales e incluso las emociones se pueden observar en forma química. Pero el pensamiento abstracto como el saber que eres, la inducción de diferentes estados de conciencia que vemos reflejada a través de ondas cerebrales... (ya no sustancias químicas) la materia va dejando de ser tangible a niveles más elevados o abstractos de este pensamiento. Desde hormonas, neurotransmisores, compuestos químicos simples hasta ondas y quizás cosas más por encima que no podamos medir. De esta forma, en la mente se da esa conjunción entre los dos elementos, consciencia y pensamiento.
Es una especie de descenso parecido al que en la cosmogonía wiccana se contempla como el descenso de la diosa desde el plano espiritual al físico. En esta cosmogonía se establecen diferentes planos de existencia dependiendo de su densidad, desde la misma materia más individual y tangible hasta el plano menos individual, es decir, saber que formamos parte de ese espíritu primero que descendió y fue perdiendo sus características espirituales e intangibles.
Espero que el artículo os haya gustado. No lo hagáis en casa sin saber bien lo que hacéis...
Nos vemos por las redes. Sabéis que podéis poneros en contacto para cualquier cosa que necesitéis.
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Aparte de la simbología y el aspecto propiamente personal de la vivencia, que puede no ser reproducible en otros casos ya que cada uno tenemos nuestra propia simbología asimilada, me gustaría quedarme con esa separación entre mente y consciencia.
Es difícil expresar lo que quiero, sin metáforas para simplificarlo, pero considero que hay algo que se nos escapa en la unión entre consciencia y materia. La mente al fin y al cabo es esa conjunción o punto de encuentro entre una consciencia y lo material, ya que los impulsos cerebrales e incluso las emociones se pueden observar en forma química. Pero el pensamiento abstracto como el saber que eres, la inducción de diferentes estados de conciencia que vemos reflejada a través de ondas cerebrales... (ya no sustancias químicas) la materia va dejando de ser tangible a niveles más elevados o abstractos de este pensamiento. Desde hormonas, neurotransmisores, compuestos químicos simples hasta ondas y quizás cosas más por encima que no podamos medir. De esta forma, en la mente se da esa conjunción entre los dos elementos, consciencia y pensamiento.
Es una especie de descenso parecido al que en la cosmogonía wiccana se contempla como el descenso de la diosa desde el plano espiritual al físico. En esta cosmogonía se establecen diferentes planos de existencia dependiendo de su densidad, desde la misma materia más individual y tangible hasta el plano menos individual, es decir, saber que formamos parte de ese espíritu primero que descendió y fue perdiendo sus características espirituales e intangibles.
Espero que el artículo os haya gustado. No lo hagáis en casa sin saber bien lo que hacéis...
Nos vemos por las redes. Sabéis que podéis poneros en contacto para cualquier cosa que necesitéis.
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