Lo que actualmente denominamos con el nombre de la pirámide
de las brujas es un compendio de 4 directrices o principios que nos pueden
ayudar en la realización de nuestros hechizos y rituales. Son bastante útiles
cuando comenzamos en la magia o la brujería, puesto que son principios bastante
básicos y engloban conceptos que nos conviene conocer antes de embarcarnos en
la práctica de la magia.
Su origen se desconoce, pero por cómo está planteado, tiene
pinta de provenir de la magia ceremonial o el hermetismo. Eliphas Levi sí que
lo llega a nombrar en alguna de sus obras, y más tarde Aleister Crowley se
influencia de estos conocimientos y habla de “Los poderes de la Esfinge”. El
nombre de “La pirámide de las brujas” sí que es de origen muy probablemente
moderno y posterior. Pero bueno, de uno u otro nombre, nos hacemos entender.
Existen correspondencias elementales de estos 4 principios,
que son los siguientes:
·
To Know (Saber o Poder) – Elemento Aire
·
To Will (Querer o Tener voluntad de) – Elemento
Fuego
·
To Dare (Osar) – Elemento Agua
·
To Be Silent (Callar o Guardar silencio) –
Elemento Tierra
To Know (Saber):
Si no sabemos o conocemos el arte que estamos practicando, raramente podremos
obtener un buen resultado. Tenemos que saber qué estamos haciendo y por qué.
Este principio habla del conocimiento, una base muy importante en magia y
brujería. Siempre seremos aprendices, toda nuestra vida. El aprendizaje en la
magia nunca tiene fin, y para comenzar nuestra práctica debemos conocer y
entender los elementos que empleamos, los rituales, hierbas, cristales,
correspondencias, dioses, estado mental, energías, herramientas… Este principio
se asocia al elemento Aire por su carácter mental y asociado al conocimiento.
To Will (Voluntad):
La voluntad es lo que vamos a insuflar en nuestra magia para conseguir que se
manifieste. Es nuestro deseo verdadero y, como el fuego, es apasionado. También
tiene que ver con la habilidad para mover las energías, puesto que, si no
tenemos nuestra voluntad clara, raramente vamos a conseguir movilizarlas y usar
nuestro poder. El elemento fuego dentro de nosotros es la chispa que nos lanza
a crear esa magia, a cambiar nuestro entorno. Necesitamos “saber” para poder
“querer” manifestar nuestros deseos, y por eso antes debemos haber
interiorizado el principio anterior.
To Dare (Osar):
Ya tenemos nuestra voluntad clara y los conocimientos adquiridos. Ahora debemos
lanzarnos y atrevernos a realizar nuestra práctica mágica. Debemos practicar y
perseverar. Este principio habla de atreverse a hacer magia sin miedo,
atreverse a invocar entidades o dioses con conocimiento, atreverse a
experimentar. Tener confianza en uno mismo y estar dispuesto a pasar a la
acción. Trascender las barreras del miedo a fallar, a equivocarse, a que algo
nos salga mal, a los cambios, a los retos que se nos presenten. Enfrentarnos a
lo que nos debamos enfrentar, pero ¡ojo!, sin ser un temerario. Porque llegados
a este punto, ya tenemos interiorizados los principios anteriores. Como decía
al principio, ya tenemos las herramientas para osar emplearlas. En este
principio las emociones juegan un papel muy importante, esta es la razón de que
este principio se asocie con el elemento Agua.
To keep silent
(Permanecer callado): Este principio es uno de los más olvidados. Dice
Shakespeare que “Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras”.
El guardar silencio hace referencia a varias cosas. La primera y relacionada
con el acto mágico, sugiere que hasta que no tengamos constancia de la manifestación
de nuestros deseos, cualquier influencia negativa puede contrarrestar lo que
nuestra voluntad intenta manifestar. Por eso es mejor no hablar demasiado de
nuestro trabajo mágico porque los juicios ajenos, la incredulidad, duda,
envidia o los malos deseos nos pueden chafar el trabajo. Se puede decir que hay
cierta parte de poder en el hecho de callar algunas cosas y guardar silencio. El
segundo aspecto se refiere también al silencio interior, a estar centrado y
“grounded” para mantener la mente clara y sin ruido interno. Para escuchar los
mensajes del universo o los dioses, tenemos que estar callados para obtener y
canalizar la sabiduría. Y hay un tercer aspecto, no menos importante que los
anteriores. Se refiere a hablar sobre nuestro arte indiscriminadamente. La
brujería y la magia son cosas serias, y como tal, no debemos fardar de ello
ante los demás o compartir ciertas cosas con todo el mundo. Presumir infla el
ego, y eso no ayuda a mantener el equilibrio mental necesario para el
desarrollo de la práctica mágica. Si valoras tu práctica, no la compartas así
como así a cualquier persona. Es conocimiento valioso (y a veces sabiduría
sagrada), lanzarla a los cuatro vientos para que los no-creyentes la denigren
es una falta de respeto hacia el arte. Hay cosas que no es necesario contar o
constituyen conocimiento muy individual. Ojo que no digo que entre practicantes
se comparta conocimiento. Eso es una práctica muy sana. Y según en qué caso,
derribar mitos y abrir mentes está bien. Pero ninguna práctica mágica o
religión pagana es proselitista. No debemos ir por ahí de abanderados de la
magia repartiendo conocimiento importante a cualquiera. Probablemente nos
llevemos muchas malas energías. No todo el mundo está preparado para
comprender, o no quiere comprender. Este principio se asocia al elemento
Tierra, quieto y silencioso.
¿Por qué una pirámide?
Porque la base sobre la que se apoya la
pirámide, y por analogía, la base de la práctica, tiene cuatro vértices que
luego confluyen en un punto superior. Digamos que estos vértices son los cuatro
principios.
¿Debo seguir estos principios obligatoriamente?
Pues hombre,
no. La práctica individual es algo personal, y cada uno tenemos nuestro sistema
de creencias. Como siempre, aquí no se trata de adoctrinar a nadie. Sin
embargo, sí que me parecen unos puntos útiles y bastante interesantes para
tenerlos en cuenta. Probablemente muchos de nosotros los sigamos sin darnos
mucha cuenta, ya que son bastante lógicos. De cualquier forma, espero que os
haya gustado el post y os ayude a coger ideas para mejorar vuestra práctica.
¡Nos leemos!
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